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    Se reanudó este jueves el juicio oral contra Jorge Rafael Videla

    En la jornada declaró Gerardo Otto y se espera que se presenten otros dos testigos. En la audiencia estuvieron el ex presidente de facto y el ex comandante Luciano Benjamín Menéndez, a quien se le concediera este miércoles el arresto domiciliario
    Se reanudó este jueves el juicio oral contra Jorge Rafael Videla

    Este jueves se reanudó el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla, el ex comandante Luciano Benjamín Menéndez y otros 29 acusados por crímenes de lesa humanidad. Se espera que hoy declaren tres testigos.

    Además de Videla, en la audiencia estuvo presente Menéndez, a quien se le concediera el beneficio del arresto domiciliario, medida que se hizo efectiva este miércoles.

    Durante la jornada declaró Gerardo Otto, empleado público, de 55 años. Dijo reconocer a al imputado Francisco D’Aloia y manifestó haber compartido con él cinco años de liceo militar y que lo volvió a ver en la Unidad Penitenciaria Nº 1. Agregó que cuando D’Aloia entró al pabellón éste le preguntó por qué estaba allí y que tenía referencia de que había otro ex liceísta entre los que golpeaban a los detenidos, “uno de apellido Rubio”. A continuación, parte de la declaración:

    La detención y las torturas en la D2
    Indicó que lo detuvo personal civil el 22 de mayo de 1976 y que lo llevaron al Departamento de Informaciones (D2), en donde fue torturado “con la mojarrita” y que se le sentaron encima, provocándole una lesión en uno de sus tobillos.

    “Una vez, cuando me torturaron, alguien me levantó la venda y vi a un compañero del Liceo, a Ramón Navarro,  quien me pidió que me quede en silencio porque si no ‘era hombre muerto’. Siete años después nos encontramos y me dijo. ‘Mirá, Gerardo, después de aquello abandoné la fuerza, no lo soporté. Ahora trabajo en una agencia de seguridad. Si necesitás algo…’.”

    “Ahí escuché los apelativos de ‘El Gato’ y ‘Tucán’, que eran quienes nos golpeaban.”

    La llegada a la UP1
    “El 28 de mayo escuchamos que las órdenes del jefe eran de que tenía que quedar limpio o liberado el lugar, porque al día siguiente era el aniversario de ‘El Cordobazo’. Me llevaron a la UP1 en un vehículo policial.
    Iba con Torcuato Bringas. Al ingresar a la UP1 me tomaron los datos, me sacaron la venda, pero no puedo precisar quién me trasladó.”

    “La herida en el pie era una herida de la que no era totalmente consciente. Se terminó de infectar con los días dentro de la cárcel y, como no permitían la atención de los problemas de salud de los detenidos, se fue complicando.”

    “Pedimos atención médica, pero no estaba permitido. Los guardiacárceles nos decían que no había una lista para anotarse para atención médica.”

    “Mis compañeros recortaban pedacitos de camisa o de cualquier tela y me cubrían la herida. Cuando salíamos al baño mis compañeros me limpiaban con el chorrito fuerte de agua el hueco en el tobillo.”

    El traslado de Cristian Funes
    “En esos días lo llevaron a Cristian Funes. Éramos diecisiete en la celda y había cinco camas. Estuve ausente de la celda del 6 al 13 de junio. Mis compañeros de celda me facilitaron la cama para que pusiera el pie en alto.
    ‘Prepárese Funes, lo trasladan’. Durante siete días no tuvimos noticias de él. Lo sacaron del pabellón. Volvió y nos contó que había estado en algún lugar, él suponía en el Tercer Cuerpo de Ejército, con Hugo Vaca Narvaja, donde les hicieron una amenaza, para que nos trasmitan a nosotros en la cárcel, que por cada militar que cayera iban a matar a cinco presos y por cada civil a tres presos.”

    “Los presos que estaban desde antes del golpe eran los ‘titulares’ de las camas y el resto en colchones. Funes me prestó la cama unos días más por la herida del pie.”

    “Funes estuvo con nosotros en la celda hasta el 29 de junio. Vinieron a buscarlo. Se apagó la luz, era la hora de dormir. Escuchamos que volvió y nos contó que había estado en el despacho del director y que había escuchado una discusión de Torres con quienes lo querían trasladar a ese horario, porque no traían orden escrita para trasladarlo. Esa persona salió y le dijo: ‘Ahora te salvaste, pero mañana te buscamos para matarte’.”
    “Efectivamente, a la mañana siguiente, volvió a aparecer el guardiacárcel y le dijo que se preparara. Él tomó su campera, me dio un abrazo, saludó a los demás y se fue, no volvió más. Esa tarde los presos comunes nos hicieron saber que habían escuchado por la radio que había sido muerto con otra compañera, Marta Rosetti de Arquiola, en un intento de fuga.”

    “Los castigos eran diarios, pero había un día a la semana en el que estábamos más tranquilos, el sábado a la noche, porque los militares se iban de joda y quedábamos a cargo de la guardia externa del penal, a cargo de gendarmería.”

    “Los que nos detenían no tenían todos la misma actitud. Algunos eran pastores evangelistas y, sin duda, sufrían por las cosas que estábamos pasando. Una noche, seguramente por la gestión de alguno de ellos, vino un gendarme  común guardia cárcel y me llevaron a ‘cococho’ hasta la Enfermería. Allí estaba el enfermero, que hizo una curación de toda la zona con un polvo cicatrizante o algo así, me dio una tira de terramicina y me dijo guárdala bien para que en las requisas no te la encuentren. No me vendó para que no se dieran cuenta de que habían curado.”

    La requisa en la que muere Francisco Bauducco
    “Cinco días después entran a los gritos los militares al pabellón. ‘¡Contra la pared!’, gritaron, y nos sacaron en una especie de túnel y nos sacaron al patio. Cuando salgo de ese túnel de militares al patio, mirando hacia el piso, pude divisar en la pared del frente una formación de soldados armados . Nos pusieron contra la pared con las piernas y los brazos abiertos, desnudos. Mi sensación fue de cierta tranquilidad, porque los soldados conscriptos tenían actitudes condescendientes con nosotros. Si no había un superior mirando, nos decían no hace falta que hagan algo, nos dejaban cigarrillos, nos preguntaban de qué barrio éramos. Esta actitud condescendiente de los conscriptos fue advertida por los superiores y dejaron de venir y venían solo oficiales y suboficiales. A partir de allí las excursiones eran más violentas, a los golpes, culatazos.”

    “A los pocos instantes descubrí lo equivocado que estaba. Empecé a escuchar una arenga que decía: ‘¡Soldados, éstos son los violadores de mujeres, los asesinos de niños!’  Yo , que tengo formación militar, pensaba en lo  poco justa que debía ser la causa de este militar para tener que mentir y hacer creer a estos soldados eso , porque ninguno de nosotros estaba ahí por haber violado mujeres ni asesinado niños. En eso, despierto de ese pensamiento, con el grito de un soldado: ‘¡Ése, mi teniente, ése se mueve!’. Entendí que la arenga apuntaba a  lograr espíritu de cuerpo, un estado de exaltación para que algún soldado  disparara y ocurriera una masacre.
    Allí escuche un disparo. Nos hicieron tomar la ropa y volver al pabellón . Minutos después nos enteramos que habían matado a Bauducco.”

    “Después entraron a decir que esto había ocurrido porque Bauducco intentó arrebatarle el arma a un oficial. No entiendo para qué se querían cubrir en un estado de impunidad total. Era como los supuestos intentos de fuga.”

    “Machete loco”
    “A un lo identificábamos como ‘Machete loco’. Nos hincaba el machete en los pómulos y nos decía ‘no me mire’. Tenía más o menos 1,75 metros. Un día me pidió que grite ‘¡viva el ERP!’ Grité con todas mis fuerzas. Me preguntó por qué grité así, le dije ‘porque era una orden”. Después me pidió que grite ‘¡muera el ERP!’. Grité igual.”

    “Nos decía ‘cuando salgan de acá no tienen que servir ni para repuesto de loco’. Tenía un apellido común, González, Sánchez, Pérez o López.”
     
    Nuevas formas de “traslados ”
    “El 12 de agosto sacaron a Vaca Narvaja, Toranzo y a los dos hermanos De Breuil. Después nos enteramos que fusilaron a Vaca Narvaja, Toranzo y a uno de los De Breuil. El otro hermano tenía que volver a la cárcel para contarnos.”

    “El 19 de agosto de 1976 fuimos puestos boca abajo en el patio. En uno de los costados corría una especie de  desagüe, donde corría orina. Sacaron las bocas y los compañeros quedaron inundados de los excrementos.
    Caminaban sobre nosotros y nos patearon por todos lados. Fui especialmente blanco esa vez. Escuché unas voces que decían ‘dónde está el cadetito, dónde está el cadetito’. Uno con el borceguí me pegaba en la cabeza con mucha saña.”

    “Un compañero quedó muy mal con un riñón y una pierna muy mal.”

    “A partir de agosto aparecieron dos nuevos tipos de traslado. Antes no había traslado por motivos de la causa judicial que cada uno tenía. Eso se hacía en una oficina dentro del penal. Las nuevas figuras de traslado eran con regreso. Una eran los ‘juicios de los Consejos de Guerra’, que eran muy sumarios. Consistían en una ida hasta el Tercer Cuerpo, donde se nos leía la causa y se nos hacia declarar, y la segunda era para leer la sentencia. Con estos Consejos de Guerra, el general Menéndez quería dar el ejemplo de que se condenara a muerte a alguno de los compañeros presos. Nos llegó la versión de que el que había sido elegido era Eduardo Porta.”

    “Cuando salí en libertad fui a vivir a una casa, a la vuelta de un hombre que había participado del Consejo de Guerra que me habían hecho. A ése lo dio de baja Menéndez como un perro, porque por razones de conciencia  se negó a firmar la sentencia a muerte de Porta. Era el teniente Daniel Claro.”

    Rehenes en la Penitenciaría
    “En septiembre  llevaron a Florencio Díaz y Huber. Ellos  recibieron la amenaza adelante, en una oficina de la misma cárcel. Les dijeron que si era volado el dique San Roque ellos iban a ser fusilados. Nuevamente nos sentimos rehenes. El 11 de octubre, estos mismos compañeros, junto con Baronetto, Ceballos y García, fueron fusilados.”

    “El 23 de febrero de 1977, lo sacan al compañero Schiavoni hacia la Dirección y le hicieron una nueva amenaza de muerte para todos los que quedábamos en el penal. Con un compañero de celda decidimos sacar esta informaron a mis padres, a través de un familiar de un preso común. Lo hicimos en un papel de cigarrillo, lo doblamos chiquito con el papel metalizado hacia afuera, para que no se perjudique lo escrito. Con un hilito lo pasamos  a los presos comunes  y ellos lo hicieron llegar a mis padres.”

    El testigo saca la nota original que su padre conservó. La nota reza textualmente:

    “Yo estoy físicamente bien y anímicamente excelente pero preocupado al igual que todos aquí, el 23 de febrero a la noche sacaron a un preso de cada pabellón y el director de la cárcel en su despacho les comunicó  que por cada bomba que se ponga van a matar 10 de nosotros y que si a Videla le pasa algo cuando venga a la Fiesta Nacional del trigo en Leones nos iban a matar a todos.
    La preocupación viene porque en junio 1976 hicieron una amenaza parecida que iban a matar a cinco por cada militar que cayera y a tres por cada civil y la cumplieron al pie de la letra.
    Yo les pido que comuniquen esto a todos los familiares de presos políticos, a la iglesia , Primatesta, y al consulado alemán para lograr de esta forma una presión  nacional e internacional .
     El director dijo que el trasmitía una orden del Tercer Cuerpo de Ejército.
    Cuando contesten dígame  que novedades hay  sobre los traslados sobre  mi caso dijeron que  me iban a dar un régimen carcelario que contempla visita y que su aprobación  está en manos del Tercer Cuerpo.
    Quiero que averigüen sobre esto y si me van a trasladar.
    En el próximo paquete mandame un desodorante, un jabón Rexina, un calzoncillo y un dentífrico, exclusivamente.
    Que seguimos encerrados con las ventanas totalmente clausuradas. Salimos una vez por día al baño cinco minutos y donde tendría que haber cuatro personas hay ocho amontonados. Saludos y besos de Gerardo para papa mama Irma, Peter Gloria Muma y todos.  Gerardo.”

     Luego la nota dice:

    “Esta vía de comunicación entre nosotros  la voy a usar cada tanto y cada comunicación les va a costa 300 mil pesos  y ropa que no usen. Por esta vez voy a pedir 500 mil.”

    “Esto lo agregó el preso común que se ofreció para hacer llegar el mensaje a través de uno de sus familiares. Yo pedí que me trajeran nada más que esto, para asegurarme de esa manera que ellos habían recibido la nota y escribí el final en alemán para que mis padres supieran que la nota la había escrito yo.”

    “Una copia de ésto le llegó al Arzobispado. No conocí el resultado de esa gestión.”

    Justicia Militar y Justicia Federal
    “Cuando me hicieron el Consejo de Guerra tuve de defensor a un muchacho, que era un conscripto que había pedido prórroga  y fuera asignado al área de Legales de Aeronáutica, porque ya se había recibido de abogado. Él me dijo que había pedido mi absolución, porque esto era ridículo. Pero me dieron la condena por tenencia de arma de guerra y municiones, por más que mi hermano declaró que el revólver 22 corto era de él, legalmente comprado.”

    “La otra causa, en la Justicia federal, fue por asociación ilícita y tenencia de material bibliográfico subversivo. Zamboni Ledesma y el defensor oficial me fueron a ver a La Plata y la condena salió a dos años. Vocos Lescano, Aliaga y Fragueiro me condenaron por asociación ilícita. Se unificaron las causas, la militar y la federal, y me dieron seis años de prisión.”

    “A los habeas corpus que presentó mi padre la respuesta fue que yo no tenía causa abierta y estaba firmada por Otero Alvarez. Recuperé la libertad en julio de 1982.”

    “Cuando escucho los argumentos de que ésto fue una guerra no me puedo imaginar, porque no hubo ningún respeto por la vida de los presos argentinos. Pero para los prisioneros ingleses que cayeron en la guerra de Malvinas sí se respetó la Convención de Ginebra y ellos adhirieron.”

    “Se sirvieron del Estado para su beneficio personal.”

    “Lo que me contó Ramón Navarro, el caso de este gendarme que desobedece una orden de no curaciones, éste teniente que no quiso firmar una condena de muerte. Hubo otras actitudes.”

    “Básicamente fue un gobierno ilegitimo, instrumentado por militares que irrumpieron el poder del Estado. Militares que usaron ese poder represivo.”

    “Nadie en la Facultad de Agronomía desconocía mi militancia política.”

    “El decano interventor de la facultad era el jefe de la banda del Tercer Cuerpo de Ejército. Este hombre se me acercó en la biblioteca y me dijo ‘basta de andar en cosas raras, dedicate a estudiar’. Yo sabía que ya hubieron allanamientos.” 

    Menéndez y Sasiain
    “Había otro detenido, un comerciante, Jaime Lockman, a quien lo tenían detenido para que entregara su patrimonio y Lockman se negaba.”

    “Lo llevaron varias veces al Tercer Cuerpo de Ejército, en donde se entrevistó con Menéndez y con Sasiain y ellos le pedían su patrimonio.”


    Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).

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