Este jueves declararon como testigos Mariano Gustavo Saravia y Omar Angel Astudillo, en el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto, Jorge Rafael Videla, y otros 30 acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el último gobierno militar.

A continuación algunos tramos de sus declaraciones:

Mario Gustavo Saravia

"Luego de la publicación de mi libro sobre el funcionamiento del D2, recibí amenazas. Aparecieron diez balas en mi casa, me desapareció la perra. Me llamaban por teléfono y  apareció en mi casa una cruz esvástica pintada."

"Una vez entre en mi casa y estaba todo revuelto. Ahí hicimos una denuncia por conferencia de prensa  y tuve custodia policial. Hasta  que me tuve que mudar."

"Urquiza no era un militante, ni un héroe, era simplemente un muchacho común que no se prestó a los métodos que llevaban adelante. Rocha le decía que si perseguían a un delincuente, tenían que dispararle y llevar un arma más con el número gastado para ponérsela."

"En el libro el arquitecto Rébora dice que no puede haber ninguno de este grupo de la D2 que sea inocente. Y es fácil revisar los legajos de policías para saber donde habían estado prestando servicio antes."

"No voy a aportar mucho de lo que pasaba en el 70, lo más interesante de este libro es poner a la luz lo que había pasado en democracia con personas que habían actuado en los 70, que se proyectaba aun en democracia."

"Políticamente se pueden hacer interpretaciones: puede no haber documentación pero uno puede sacar conclusiones. Para mí fue un verdadero golpe de estado policial. En esto es muy difícil conseguir pruebas. El Comando Libertadores de América funcionaba. Era como la Triple A, pero una impronta más militarizada."

"Yo como periodista puedo poner la palabra genocidio, entiendo que los abogados se cuiden de usar esa palabra. Fueron usados por poderes económicos y políticos. No entiendo la persistencia de ese pacto de silencio o de sangre. ¿A quién le deben lealtad, si los han traicionado? Por lo menos podrían decir donde están enterradas sus víctimas."

Omar Angel Astudillo

"En 1976, Luis Merlo cuidaba la casa de Telleldín. La guardia cambiaba de día. Pasaban por mi casa. Había otro señor Peralta, un tal Rodríguez, eran muchachos que iban a ese domicilio. Después del ‘77 la casa se vendió y ahí perdí contacto."

"Los que cuidaban siempre estaban de civil."

"Yo llegaba de trabajar a las 18, y Merlo ya estaba. Se retiraba al otro día. La parada del colectivo estaba justo en mi casa e incluso a veces viajábamos juntos."